Una de las reglas de este blog es no incluir el nombre de nadie cercano a mi. En esta ocasión, tratándose de una colaboración, no podría saltarme los créditos correspondientes para la autora de tan brillante crónica. Es así como mi amiga Arianna Arriaga participa hoy en ésta página con su narración y eligiendo la canción también. Gracias Ari. Saludos.
"Los últimos lunes, que mi auto no circula, me transporto hasta el trabajo utilizando el servicio de "taxis colectivos" que cubren el trayecto Tacubaya-Santa Fé, y si bien me he enfrentado a el "estilo" de manejo del taxista chilango, lo que me sucedió esta mañana es algo que necesito compartirles.
Hemos (y digo en plural pues mis otros tres acompañantes dudo que hubieran podido ignorar el asunto) vivido una experiencia surrealista, casi de verse sólo en las películas del corte "The Italian Job", sí esa en la que un convoy de Minis organizan una espectacular coreografía automovilística.
Eso sí, para nada esperen que mi piloto fuese Mark Whalberg o que alguno de los otros tres conductores tuviera los dotes físicos de una Charlize Theron, aunque ahora que lo pienso doy gracias que ninguno fuese una conductora femenina (y me perdonaran las colegas de género), sin embargo estos cuatro autos calibre Pointer o menor han hecho un despliegue de "habilidades" al volante para evitar el tránsito matutino de la zona.
Todo incluido: rebasar "en equipo", trayectos en sentido contrario, señales con luces o sutiles ademanes entre auto y auto, todo sin necesidad de descender de los 100 km/hr (calculo, pues la unidad en la que yo viajaba no le funcionaba el tacómetro). Por un momento ya no supe si mentar madres o aplaudir.
De verdad era grácil la manera en que uno de estos bichitos se filtraba en medio milímetro que dejaba un conductor despistado entre el auto que tenía enfrente y después detenía por unos segundos el flujo para dejar entrar a los otros tres cochecitos (sin bajar de los 100 km/hr, cabe anotar).
Todos perfectamente coordinados cada uno sabía donde y cuando, pues la tarea del "bloqueo" y la "infiltración" se compartía indistintamente entre todos.
Al final he llegado más rápido que si hubiera manejado mi auto, definitivamente yo no pasaría el casting de una película de acción, pero mi piloto y su grupo de compinches seguramente contarían otra historia.
Habilidad chilanga o cinismo citadino, reír o llorar!!... cómo no he podido decidirme entre la ovación o el insulto al bajarme de la parte delantera del Chevy en el que viajaba, preferí procesar tan surrealista momento compartiéndoles tal peripecia.
Y mis queridos, quien extrañe la ciudad se regocije con la sutil ironía que encierra este hecho."
Moby
"Go"
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