Parecía un viernes como cualquier otro. Bajo el Sol brillante en el fondo azul del cielo, la gente se miraba entre sí preguntándose quién la traía. Una epidemia de una extraña enfermedad había surgido y me pareció que el lugar más seguro era dentro de la piscina.
De un salto salí de mi silla y pasé por encima del escritorio. Nadie pudo detenerme y apenas escuché sus gritos advirtiéndome que me detuviera. Era demasiado tarde. Para entonces ya había atravesado la terraza y me había impulsado sobre las jardineras mientras en el aire me arrancaba la ropa y daba un giro al frente para hacer un acuatizaje perfecto que sorprendería a los más exigentes jueces. . .
Para cuando desperté, seguía viendo el monitor de mi computadora y la epidemia no había desaparecido.
Quiero Club
"Let Da Music"
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"Let Da Music"
grado de dificultad 8557...que pesadilla tener una alberca tan cerquita y no poder echarte pero seguro que si un día tu o alguien lo hiciera los demás lo entenderían, pero eso si, solo puede ser una vez y si no salpicas nada, otra es fingir que eres tan absurdamente responsable que vas a ir a trabajar en domingo, viernes santo o navidad o mejor aun una "caída accidental"...mientras eso pasa tu piensa que está llena de pirañitas o que en vez de agua es baba de nopal caliente
ResponderBorrar¡Me encantó!
ResponderBorrarRedondo, una descripción justa para llevar al lector en el viaje. ¡Re buen micro relato tocayo!
Julia...
ResponderBorrarefectivamente no fue un clavado fácil pero siento que pude detener el giro a tiempo y mantener la vertical para no sacar demasiada agua. . . tengo otros "Pretextos para saltar a una piscina" que iré agregando pronto. Gracias por el comentario y por el retrato, está poca su madre.
Mar...
¡gracias! ya vendrán más y, en una de esas, hasta mejores.