miércoles, 26 de febrero de 2025

Ballena. A+EE (02|20)



 "No se deje engañar por las apariencias. Realidad, no hay más que una."
Haruki Murakami.


Me soñé en Halifax caminando junto a una ciénaga donde crecían carrizos y lirios que se perdían y aparecían conforme se abría y cerraba la niebla. Mientras caminaba, sentía mis pies pesados hundirse en el piso que era una combinación de lodo y pasto congelado que oía crujir en cada paso que daba.

Después de algunos minutos de andar, llegaba al punto donde se mezclaban la laguna con el mar y una montaña de piedra se levantaba junto. A esta montaña le habían labrado un camino que subía en una rampa hasta la cima.

Yo subía caminando por ahí a la vez que miraba hacia el mar por algunas aperturas que había en el camino de piedra por el que iba. Veía que pasaba nadando muy despacio una ballena enorme que exhalaba profundo en el momento que su lomo alcanzaba la superficie y me daba cuenta que detrás, como si fuera un desfile, venían otras ballenas de diferentes tamaños, todas con movimientos pausados y elegantes, yo pensaba que serían tal vez una familia que estaba migrando hacia otras aguas.

En ese momento, yo estaba por llegar a la cima de la montaña cuando a lo lejos, en el borde donde nacía el camino de piedra, veía sentada a mi abuela, la mamá de mi padre, que recargaba el peso de su cuerpo sobre una mano y con la otra acariciaba el agua del mar que tenía junto a ella. Veía que también observaba a las ballenas. Estaba de espaldas a mí y no podía ver su rostro, pero sabía que era ella y le gritaba. ¡Abuela! ¡Abuela Olga! Y entonces volteaba y yo veía que sí era, pero era una versión suya mucho más joven, tanto como una foto que tenemos de ella de cuando tenía veinte o veintiún años por ahí de 1939.

Yo bajaba corriendo hasta donde estaba para preguntarle qué estaba haciendo ahí, pero no me respondía, sólo me veía y, en silencio, regresaba la mirada a las ballenas.

Nunca he estado en Halifax, he pasado sobre ella y sé que no tiene montañas de piedra. A veces sueño con ballenas, pero casi nunca con los muertos.


"Signos"
Soda Stereo
Gira Me Verás Volver


jueves, 20 de febrero de 2025

Ballena. A+EE (01|20)

"Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos."
Eduardo Galeano.

Se supone que escriba un párrafo diario, mínimo, como ejercicio en una de mis clases. Escribir como disciplina, siguiendo o no un hilo, sólo escribir el diario, los sueños o las ideas de todos los días. Es un plan que he tenido desde hace tiempo y que no había hecho, ahora es una instrucción con recompensa calificadora, ni modo.

He estado pensando cuál sería el principio, me recuerdo de niño, grabando la historia que me inventé de Piquito en la radiograbadora de mis tíos en casa de mi abuela. Piquito, el niño que tenía que ir a la guerra a luchar por quién sabe qué motivo y que no se dejaba persuadir por nadie para abandonar esa misión.

Estoy hablando sobre mi decisión de estudiar Comunicación. Hace dos semanas, una compañera de la carrera me preguntaba por qué estudiar Periodismo y qué me llevó a estudiar Arquitectura, preguntas que sí tienen respuesta, pero que a veces están hechas una maraña en mi cabeza, próximamente lo voy a tratar de desenredar por aquí.

No es una decisión aislada, de algunos pocos años a la fecha, me he puesto frente a retos de mayor o menor complejidad que relaciono a una velada crisis existencial. Con la intención de no quedarme estancado, mi idea de vida en este momento es hacer cosas que nunca haya hecho antes, pero en las que haya estado interesado desde hace tiempo.

Me emociona como pocas cosas lo han hecho últimamente, regresar a la UNAM cada sábado es mi mejor momento de la semana, es el día favorito.

Voy algunos días tarde con esta tarea, a lo mejor subo algunas más, quién sabe, puede ser que una a la semana, una cada dos, tampoco es que las vaya a publicar todas, a veces (muchas veces) siento que cuando escribo algo, es como si fuera caminando encuerado en el Zócalo a las doce del día.

"Viento"
Caifanes
Caifanes