Después de 10 años, casi sin interrupciones (dos para ser exactos, y no prolongadas), dejar de fumar. . . es un pedo. Y lo es porque, aunque no fumara tanto, varias de las actividades que realizo a lo largo del día las solía acompañar con un cigarro.
¿Que ya son las 11.00? pues el cigarrito de la mañana... ¿que después de un taco? un buen tabaco... ¿que el de la tarde? pues el de la tarde... y así podría seguir recordando cuánto disfrutaba cada cigarro... o eso es lo que yo pensaba hasta que hace muy poco me di cuenta que ya no me gusta pero que de alguna forma... soy adicto, ni modo.
Además, ahora tengo que aguantar a la bola de fumadores, antiguos camaradas de adicción, que como ya no formo parte de su circulo vicioso soy blanco de provocaciones, insultos, burlas y demás pendejadas... nada que una mentada de madre de regreso no arregle.
No pretendo meterme en el jueguito de los parches, mucho menos al del tratamiento psicológico... Llevo dos días... sé que parezco un demente, exagerado y chillón porque es muy poco tiempo, pero dejar de fumar sí está cabrón.
Afortunadamente hay incentivos, siempre hacen falta para este tipo de retos. Así que desde la promesa de unos golpes si no lo logro, hasta los premios si no fallo, son un buen motor para no detenerse en el intento. Lo importante aqui será dejarlo atrás, porque la verdad... es que ya me caga fumar.
La Cuca
"El son del dolor"
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