Se enteró antes que yo, creo. No lo había relacionado, pero lleva tres o cuatro días observándome demasiado.
Hoy vino preocupada, se acostó en mi pecho, me olió con cuidado y paciencia, me maulló que esté tranquilo, repitió la revisión olfativa y volvió a acostarse sobre mí sin apartar sus ojos de los míos. Así estuvimos hasta que me dormí un rato y soñé cosas rarísimas y atemporales que a esta hora ya no recuerdo.
Nina, gatita de plomo, cómo te quiero.
A veces no alcanzamos a entender las capacidades de los animalitos de 4 patas pero frecuentemente nos sorprenden con sus reacciones y también los subestimamos demasiado. Creo que son adorables y sobretodo muy fieles. Besos a tí, a Ingrid y a ellas. Cuídense
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