lunes, 1 de noviembre de 2010

SOUNDTRACK DE MI VIDA

No sé si sepan.   Existe otro blog que es tocayo del mío.   Me refiero a que hay otra Boca que es mía pero en realidad es de alguién más.   Resulta que la dueña de esa Boca, cada año desde hace dos años, organiza un evento en su blog al que ha denominado como "La semana mortuoria".   Ella propone los temas a desarrollar y aquellos que decidan participar, mandan sus aportaciones al blog de Jacka y/o las publican en su propio blog cuando es el caso.   El año pasado me enteré el último día de La Semana Mortuoria y ya no pude participar pero en éste ya estoy inscrito y el primer tema a desarrollar es hablar sobre la música que uno quisiera que se tocara en su propio funeral.
¿Lo han considerado alguna vez?.   Es algo que he pensado en algunas ocasiones. ¿Qué me gustaría que se escuchara en mi funeral?.   Esa pregunta me la hice por primera vez después de asistir, hace algunos años, al sepelio del familiar de un amigo.   En los momentos en que bajaban el ataúd, flores eran lanzadas sobre éste y un mariachi, de cuya presencia no me había percatado hasta ese momento, comenzó a tocar diferentes canciones que (supongo), habrían sido del agrado del difunto antes de pasar a mejor vida, dicen.
No quiero matar a nadie de hueva, así que no voy a explicar el por qué he elegido a cada una de mis selecciones musicales aunque, si entre alguno de los lectores de Ésta Boca Es Mía hay alguien que me conoce, podría intuir que mi primera elección sería Sin Documentos de Los Rodríguez.   Después me gustaría que se tocara, consecutivamente, unas ochenta y ocho veces más.   Disfrutaría mucho ver (aunque ya no podría) la cara de los asistentes a partir de la tercera o cuarta repetición.   Viéndose unos a otros y haciendo ojos de "¿qué pedo?" y así, que siguiera sonando mientras algunos más comenzarían a desesperarse y a sentirse incómodos escuchando una y otra vez la misma canción.   Entonces alguien reclamaría "¿es que nadie puede detener esa maldita canción?" a lo que seguramente por lo menos una persona le respondería "¡pendejo! esa era su canción favorita" y alguien más diría "eso es mentira, su favorita era. . ." y ya entre tanto alboroto no se alcanzaría a oir cuál era mi canción favorita.   Probablemente después de eso aparecería alguno con "sí, pero no mames. . . además, ese wey siempre me cagó la madre".   No tardaría en volar el primer vaso con vodka tonic a la cabeza del perturbado doliente.   Mientras, todavía, Sin Documentos de Los Rodríguez seguiría sonando como fondo musical de la madriza.   Llegarían patrullas a la funeraria para tratar de recuperar el control del lugar, los vecinos saldrían a ver y enterarse de por qué tanto alboroto.   No faltaría el chismoso preguntando "¿pos que pasóoooo?. . ." a lo que tampoco fallaría el que todo lo inventa "pues que le partieron su madre al Calamaro en el reencuentro de Los Rodríguez y lo estan velando", tsssssssssss. . .   

Dientes en el piso resbaloso por la sangre y el vodka derramado por la trifulca, lágrimas, risas, ojos morados, cabelleras despeinadas, ropas desgarradas, sillas volando y. . . en un loop infinito musical, Los Rodríguez interpretando Sin Documentos.

Los Rodríguez
"Sin Documentos"

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