Esta es una crónica de cómo viví el Un Día Sin Mujeres del 9 de marzo de 2020.
Salí a la calle un poco más temprano de lo que acostumbro, tenía una cita para cortarme el cabello cerca de mi ex casa y necesitaba tomar el metro en la estación General Anaya. Caminé poco menos de 10 minutos y en mi recorrido encontré señoras preparando quesadillas, vendiendo tamales y a una mujer de mi edad acompañada por una niña de no más de seis años a las que un hombre, también de mi edad, les explicaba que irían a algún lugar para limpiar un departamento.
Llegando a la estación me encontré con la taquilla cerrada y un letrero explicando que no abrían por el paro del #9M. Había muy pocas mujeres en el andén y en los vagones reservados para ellas.
Conforme el metro se acercaba al centro de la ciudad, más mujeres subían a los vagones. Una vendedora ambulante de correas para lentes recorrió el vagón en el que yo viajaba.
Cuando llegué a la estación Insurgentes, pasé frente a un local de Farmacias de Similares atendido únicamente por mujeres, había un moño de tela morada en la marquesina del negocio y enfrente el reportero de alguna televisora haciendo una nota desde ahí. La mayoría de las personas que circulaban por la plaza éramos hombres.
En el lugar de mi cita me encontré con una mujer haciendo limpieza. Mientras me atendían escuché algunas conversaciones y opiniones a favor y en contra de la marcha del domingo y el paro del lunes. Al salir, me encontré de nuevo con la mujer que hacía limpieza a mi llegada, le pregunté por qué estaba trabajando, si la habían obligado y me contó que porque su patrón le había dicho que así tenía que ser.
Tomé el Metrobus para llegar a mi trabajo y ahí tampoco había muchas mujeres, había tres hombres, dos mayores y uno joven, ocupando asientos en la zona reservada para mujeres, pasando dos estaciones, subió un policía a pedirles que se movieran de ahí aunque hubiera muy pocas mujeres viajando en el camión, varios sonreímos y nos pareció muy bien que los quitaran. Cuando arrancó de nuevo el chofer, los dos hombres mayores se miraron entre ellos y comentaron negativamente la portada de El Gráfico que llevaba uno de ellos.
Durante todos mis recorridos hasta ese momento, noté que había un silencio en la ciudad impresionante, muy parecido al de los días siguientes al terremoto del 19 de Septiembre de 2017. Todas las conversaciones que pude escuchar eran referentes a la marcha del 8 de Marzo y al paro del 9, no hubo una sola sobre otro tema.
Al llegar a la oficina no estaba ninguna de mis compañeras, su ausencia fue notable durante todo el día. Uno de mis compañeros llegó con su hijo de poco más de un año. Salí a comer a una fonda a la que regularmente pedimos o vamos y que es atendida por dos mujeres y un hombre, esperaba que estuviera cerrada pero no fue así, platiqué con ellas y me contaron que la dueña les dijo que si decidían no ir no les descontaría el día, pero habían preferido estar ahí porque piensan que un paro no cambiará nada y es más importante educar que quedarse en casa. Aunque creo que el paro tuvo mucha fuerza, la decisión de quien no quiso unirse porque busca luchar de otra manera me pareció igual de valiente.
Hubo un incidente que tuve regresando de comer. Como muchos, estoy en varios grupos de solo hombres. En uno de ellos, alguien a quien aprecio y conozco hace 30 años, mandó una imagen totalmente ofensiva al movimiento que las mujeres están llevando a cabo. No voy a subirla aquí pero sí quiero describirla: una mujer siendo penetrada vía anal y vaginal por tres penes y con un #NiUnaMás sobrepuesto en alguna parte de la imagen. Aunque nadie se rio, tampoco dijimos nada durante dos horas. Ya ha pasado antes. Después de estarlo pensando, decidí señalar, de la manera más educada que pude, que era una imagen totalmente fuera de lugar, que tendríamos que sumarnos todos a ese movimiento y apartarnos de ese tipo de acciones, reflexionar sobre las mujeres que están en nuestras vidas (esta persona tiene hija, esposa, hermana y madre), pero la respuesta que obtuve fue que estaba bien no hacerlo frente a las mujeres porque podían sentirse humilladas o menospreciadas pero que entre hombres era incluso necesario para fortalecer los lazos fraternos… Así el nivel de algunas personas con las que convivimos.
Por la noche, al salir del trabajo caminé al gym donde no había ni una sola mujer trabajando y muy pocas haciendo ejercicio.
A mi parecer, las mujeres nos han puesto un grandísimo ejemplo de organización, autenticidad y valentía. Hubo mucha gente que trató de desvirtuar las acciones de los últimos días, ojalá que cambien su manera de pensar pronto porque estoy seguro que en poco tiempo no habrá espacio para ellos en ningún sitio.
"Gold Guns Girls"
Metric